Es un libro que se lee con facilidad, y muchos motivos corroboran esta afirmación, casi rotunda: un algo mágico e inesperado que perfuma todas sus páginas. ¿A qué huelen? Seguro que ya lo has adivinado: ¡a amor!
Otro: la pasión, el amor que late de manera impulsiva, palabra a palabra.
Otro más: un sentimiento eterno que tira de ti, desde lo más hondo de las entrañas de lo que se está relatando, y te empuja a leer sin parar. Y tú apenas te das cuenta, o no quieres darte cuenta, porque estás tan metido en la historia que no quieres salir de ella. A pesar de que te cuesta reconocerlo.
Y sabes que no puedes detenerte; el amor enloquecido que palpita en ” La casa de los amores imposibles” se ha apoderado de tu sensibilidad. ¿O será a causa de uno de los hechizos de la madre de la bellísima Clara Laguna?Dudas: un escalofrío te acaba de recorrer, de arriba abajo y de abajo arriba.
Te pones y te pones, y sin darte cuenta te has plantado en la mitad del libro; el amor sigue llevando las riendas de una preciosa y dramática historia de mujeres que, según dicen ellas mismas y las alcahuetas del pueblo en el que viven, están malditas. ¿Sabes a qué maldición me estoy refiriendo?
¿Crees que el mal de amores puede ser hereditario? Ellas, las protagonistas de “La casa de los amores imposibles”, lo creían; y se dejaron llevar, almidonadas por el odio y la desesperación. Estaban tan convencidas de su mal fario, que la ignoracia las cegó, y cerraron compuertas a la ilusión, y a la vida al completo. Aunque, afortunadamente, no todas ellas, y él, se dejaron vencer por la superstición.
Amor acompañando de venganza.
Amor verdadero.
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